Hoy me he acordado de ti, de mis primeros pasos por tus aceras, y de cómo mis piernas temblaban de no saber qué sorpresas me darías. Hoy me he acordado de lo preciosa que eres a pesar de los años, que no hay arrugas más hermosas que tus ruinas, que eres la anciana con más vida que he conocido. Hoy me he acordado de tus fuentes, de esas gotas de esperanza que emanan sin pausa, de tantos deseos acuñados en monedas. Hoy me he acordado de tus tejados, de lo cerca que parece el cielo cuando te tengo a mis pies. Hoy me he acordado de tu caos, de ese maravilloso desorden en el que logré encontrarme a mí misma. Hoy me he acordado de tus gentes, de ese susurro tan suave disfrazado de idioma que adoraba escuchar cada mañana, de esa manera de hipnotizar con las palabras. Hoy me he acordado de ellos, de aquellos extraños que sin querer aparecieron en mi camino, de sus caras, sus acentos, sus maneras, de cómo alegraban mis días, de los bailes, las confidencias, las risas, los llantos c...