En ese momento lo único que deseaba era escapar. Huir de aquello que le hacía sentir mal, coger un tren a ninguna parte, desaparecer por un tiempo. Descubrió que el mundo no era tan maravilloso como muchos lo pintan, que lo que aparenta ser fácil siempre presenta inconvenientes. Caer, tropezar repetidas veces con la misma maldita piedra, y con otras diferentes, levantarse, y de nuevo la misma historia. Ansiaba encontrar ese algo que le impulsara, ese algo que le proporcionara el vigor que tanto necesitaba. Pero, ¿cuál era la causa de su vacío? Jamás hallaba respuesta, quizás porque no la había, quizás porque ella misma no quería verla. Ella, la fuerte, ella, la valiente, ella, la que a nada temía, ella, la que creía tener la solución a todas las incógnitas, ella se dio cuenta de que aún le quedaba mucho por aprender.