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Mostrando entradas de enero, 2012

La misma maldita piedra.

En ese momento lo único que deseaba era escapar. Huir de aquello que le hacía sentir mal, coger un tren a ninguna parte, desaparecer por un tiempo. Descubrió que el mundo no era tan maravilloso como muchos lo pintan, que lo que aparenta ser fácil siempre presenta inconvenientes. Caer, tropezar repetidas veces con la misma maldita piedra, y con otras diferentes, levantarse, y de nuevo la misma historia. Ansiaba encontrar ese algo que le impulsara, ese algo que le proporcionara el vigor que tanto necesitaba. Pero, ¿cuál era la causa de su vacío? Jamás hallaba respuesta, quizás porque no la había, quizás porque ella misma no quería verla. Ella, la fuerte, ella, la valiente, ella, la que a nada temía, ella, la que creía tener la solución a todas las incógnitas, ella se dio cuenta de que aún le quedaba mucho por aprender. 

Instantes.

Puede que me lleve una desilusión más, puede que sea un farol, puede que no sea más que otro más, puede que se convierta en un número de tantos que forman una lista infinita (o finita, quién sabe), puede que sufra, puede que me arrepienta, puede. Pero si todo eso es cierto, pienso averiguarlo por mi misma. Quiero experimentar sensaciones frenéticas, de las que te aceleran las pulsaciones, ilusionarme con cada palabra, con cada mirada, con cada gesto, sentir los nervios característicos de antes de una cita, reír a carcajadas, sin parar, como si el mañana quedara a un abismo de aquí. Voy disfrutar cada instante, por efímero que sea. Y es que al fin y al cabo nuestro día a día se compone de eso, de pequeñas e insignificantes porciones de tiempo que construyen nuestro presente y que pasan a formar parte de nuestro pasado, se nos escapan de las manos, sin apenas darnos cuenta. 

Pies en la tierra.

Despierta. Aquí no hay castillos. Aquí no hay vestidos de fiesta. Aquí no hay coches de caballos. Aquí no hay lacayos en la puerta. Aquí no hay zapatitos de cristal. Aquí no hay príncipes que te saquen a bailar. Aquí no hay magia. Despierta. Esto no es un cuento de hadas. Bienvenida al mundo real, princesa.