Perdona por no llamarte por tu nombre de pila, pero
es que aún lo desconozco. En este momento probablemente no sabrás de mi
existencia, lo cierto es que yo tampoco sé de ti. Supongo que estarás sentado
en un café de alguna bonita ciudad, disfrutando de uno de esos momentos de
soledad que tanto te gustan. Sobre la mesa un cortado y en tus manos un libro.
Nada de esos ensayos plomo que teorizan sobre la vida mientras ésta sigue su curso. Más
bien se trata de una de esas novelas que te encantan, las que mezclan historia
y leyenda, amor, aventura y suspense, de esas cuya trama te engancha desde la
primera coma. Seguramente mientras te sumerges en ese trepidante relato, crezcan
tus ganas de crear una de esas obras tú mismo, de dejar por escrito todos esos
pájaros que no dejan de revolotear sobre tu cabeza.
A diferencia de mí, no piensas en cómo será la mujer
que te hará feliz el resto de tus días. Tú eres más de esperar a que la vida te
sorprenda y, aunque te gusta conquistar, de vez en cuando prefieres hacerte un
poquito de rogar. Pero tras esa fachada de tipo serio y correcto se esconde un
soñador nato, un bohemio empedernido y alguien capaz de hacer reír sin parar a
los que se encuentran a su alrededor. Ese humor tuyo tan irónico e inteligente,
con el que te encantará hacerme rabiar en un futuro y desatar ese genio que me
caracteriza, será una de las cosas que hagan que me enamore perdidamente de ti.
Pero antes de eso tendremos que conocernos. Podría imaginar ese momento en
muchos escenarios y situaciones diferentes, son demasiadas las comedias románticas
que he visto a lo largo de mi vida. Pero no estamos en América, y nosotros los
españoles nos enamoramos de manera algo menos original.
En nuestro caso, nos conoceremos en el trabajo. ¿No te lo había dicho? Ah sí, eres periodista. El caso es que aunque no trabajaremos juntos -tú llevarás más años en la redacción y tu ocupación irá algo más allá que preparar cafés y redactar entradillas- alguien a quien ambos conoceremos nos presentará. Como me suele pasar bastante a menudo con la gente, me caerás mal y como también me sucede a menudo, no podré ocultarlo. Se darán bastantes situaciones en las que no te soporte y de vez en cuando te dedicaré alguna que otra palabra no demasiado amable. Sorprendentemente, habrá algo en mis asperezas que despertará tu atención y sentirás curiosidad por descubrir mi lado más tierno y dulce. Sin embargo no será nada fácil, puesto que aunque me parezcas irresistiblemente atractivo me costará darme cuenta de que una parte de ti siente interés por mí. Mi poca suerte en el amor, acompañada de mi oscilante autoestima, será en parte la culpable de que tarde un tiempo en ver que igual te gusto un poquito. Cuando esto suceda, te comenzaré a corresponder con alguna mirada disimulada y más tarde vendrán las indirectas. Así comenzará ese delicioso juego de “me gustas, te gusto, pero no pienso reconocerlo”. Un buen día darás el paso, o quizás lo haga yo, poco importa eso. Lo crucial en esta historia es que llegará un momento en el que ambos nos daremos cuenta de que queremos compartir el resto de nuestros días con el otro, de lo maravillosa que es la vida por cruzar nuestros caminos y de que la realidad supera a las comedias románticas americanas.
Sé que estás ansioso, pero debes saber que para eso
aún queda mucho tiempo, muchas personas a las que conocer, muchas desilusiones,
muchas risas, muchos llantos. Hasta entonces, si me lo permites, te daré unos
consejos: no te descuides, has de estar guapo para cuando nos conozcamos; sigue
leyendo, gran parte de tu atractivo reside en tu amor por la literatura; no
busques a la chica ideal, siento decirte que acabarás conmigo; y lo más
importante, reserva buena ración de tus besos para mí, recuerda que tenemos
toda una vida por delante. Y en cuanto a mí, supongo que seguiré con mis comedias
románticas, mis arrebatos de creatividad delirante, y mi autoestima oscilante, pero siempre acompañada de un buen café.
Atentamente,
La que firma este blog.
![]() |

¡Irene, otra vez yo y me cuesta hacerte el comentario porque puede parecer que quiero darte coba!.... Tienes una imaginación prodigiosa y llegarás muy lejos. Tu manejo de las ideas y las palabras, su conjugación, es perfecta y solo estás empezando a jugar con ellas. Sigue así, progresa, aprende de todos los que creas que pueden aportarte algo y no te creas nunca que en tu 'terreno' eres buenísima - que lo eres - pero tú, disimula todo lo que puedas .., ¡ Ah ...y no será periodista, Irene, creo que te toparás, así, de frente, con un ingeniero ... que espero que además, de eso, sea ingenioso, como tú lo eres !. Un saludo muy afectuoso.
ResponderEliminarMuchísimas gracias Manuel! Es un placer leer tales halagos, de verdad agradezco mucho tus palabras y me alegro de que te guste lo que escribo. Gracias por tus consejos, intentaré seguirlos porque son verdaderamente buenos. Y lo del ingeniero... puede que así sea por qué no!! Un abrazo y de nuevo gracias por tu comentario.
Eliminarmis palabras,jamás ppodrán alcanzar elvalor de las tuyas,ni serán tan acertadas como las de Msnuel,me ha pasado el link una gran amiga,impresionada por tu texto.
ResponderEliminarReconozco que he abierto el link,sin ningún interés,pero según he ido leyendo,me ha enganchado,lo bonito que escribes.Enhorabuena,voy a leerte siempre..tienes todas las papeletas,para llegar muy lejos!
Muchas gracias! Me alegro de que te haya gustado y espero no decepcionarte en las próximas entradas. Un beso :)
Eliminar