Esta noche, sin querer,
has vuelto a pasearte por mis sueños, como acostumbras a hacer últimamente. He
visto esa sonrisa que no conozco, he escuchado esa voz que nunca me ha hablado,
he sentido el tacto de esas manos que jamás me han tocado y, sin querer, he
despertado rebosando ganas de tenerte cerca.
Has aparecido de la manera más inusitada, más
sorprendente, más increíble, más inesperada, has aparecido sin querer. Y así,
sin querer, has dado un completo giro a mi mundo y has llenado mis días de
agradables cosquillas en el estómago. Has compartido conmigo tus proyectos y me
has animado a cumplir los míos. Te has convertido sin querer en mi distracción
más placentera y sin querer me has provocado el más dulce insomnio.
Y es que, sin querer, les ruego a los días que se
den prisa por pasar mientras imagino cómo será encontrarme contigo.
Y es que, sin querer, mis piernas tiemblan al son de tus palabras.

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