En ese rincón, que ha sido cómplice de nuestros besos furtivos, que se ha quemado con nuestro fuego y ha envidiado cada una de nuestras caricias. En ese rincón, escenario de nuestro gran espectáculo, de las noches de éxtasis y arrebato. En ese rincón al que entro deseando que estés allí, con tus ojos atentos a mis movimientos, con tu boca tentándome. En ese rincón en el que nuestras miradas cruzan, chocan y se dan la vuelta. Espérame allí, detrás de la barra que nos separa y la derribaremos de un golpe.